Todo lo que necesitas es Derecho (I)
LENGUAJE JURÍDICO NO VERBAL
cuando voy a buscarte
las calles están comunicando*
Las señales de tráfico son un ejemplo palmario de ‘lenguaje jurídico no verbal’. Como signos, especialmente, sustituyen algún determinado enunciado normativo respaldado por una autoridad simbólica subyacente que exige su cumplimiento. Sirven de base para la identificación y caracterización de concepciones de deber y derecho. Indican normas prescriptivas o regulativas, normas de competencia, obligaciones correlativas, establecen reglas preferenciales y potestativas, así como también limitaciones, suspensiones y excepcionalidades para con específicas situaciones respecto a la consecución o no consecución de determinados fines.
Se trata de normas ‘ocultas’ a la vista de todos.
Su hermenéutica se explica, a través de la interdefinibiliad lógica, mediante operadores deónticos o predicados relativos a permisos, prohibiciones, obligaciones; id est: permitido como ‘todo lo no prohibido u obligatorio está permitido’ (‘permitido’ significa meramente ‘no prohibido’); prohibitivo como ‘todo lo no permitido u obligatorio está prohibido’; obligatorio como ‘todo lo no prohibido o permitido es obligatorio’. Desde esta perspectiva –tan memorablemente sencillo en el cuadro hoffeldiano, y más complicable con Von Wright– se explican accidentes de circulación y, también, distracciones o inadvertencias interpretativas de los conductores como una errada combinatoria o inadecuada composición de esa tríada. Por otra parte, si los sujetos de la movilidad –trátese de conductores o peatones transeúntes o viandantes- atienden a las señales y a ‘estándares de experiencia’ –debida atención al estado de la circulación, teoría del riesgo consentido– pueden establecer previsiones de conducta propia y ajena en el espacio público que unos y/u otros ocupan, amen de eventuales responsabilidades (culpables o culposas) para cada cual.
Desde la teoría de los colores –rojo, verde, ámbar, rojo revolucionario, ‘del rojo al amarillo’, verde ecologista, un ‘apagón’ semafórico, la ‘ciudad intermitente’…– podrían igualmente sugerirse diversas, muy curiosas y hasta sorprendentes analogías, con sus respectivas ‘cuestiones de sentido’, en torno al GO- STOP- SLOW DOWN jurídico-político y constitucional.
(*)
Me persiguen
Me persiguen
los teléfonos rotos de Granada,
cuando voy a buscarte
y las calles están comunicando.
Sumergido en tu voz de caracola,
me gustaría el mar desde una boca
prendida con la mía,
saber que está tranquilo de distancia,
mientras pasan, respiran,
se repliegan
a su instinto de ausencia
los jardines.
En ellos nada existe
desde que te secuestran los veranos.
Solo yo los habito
por descubrir el rostro
de los enamorados que se besan,
con mis ojos en paro,
mi corazón sin tráfico,
el insomnio que guardan las ciudades de agosto,
y ambulancias secretas como pájaros.
[Luis García Montero, ‘Me persiguen’, de Diario cómplice (1987), ahora en Poesía (1980-2005). Barcelona: Tusquets, 2006, p. 174]